Medicina Natural By Inma Aqui

lunes, 2 de agosto de 2010

COMO ENSEÑAR A DORMIR A LOS NIÑOS








El sueño es una parte esencial de la salud de los hijos. La cantidad de sueño necesaria cambia a medida que el niño crece.
Las alteraciones o los problemas del sueño son muy frecuentes durante la infancia y la niñez, incluidas las dificultades para que los hijos se vayan a dormir, las pesadillas y los temores nocturnos.
Un niño que no descansa lo suficiente, rinde en una proporción considerablemente menor a sus posibilidades, tiene irritabilidad y problemas de conducta.
No hay que olvidar que dormir bien sirve para crecer, asentar la memoria (el sueño permite descansar al cerebro y registrar las informaciones recibidas durante la jornada) y que protege al cuerpo de posibles infecciones.
Generalmente, la hora más apropiada en estas edades (1-6 años) es acostarse en torno a las 20:30/21:00 horas..
¿Cuáles son unos hábitos de sueño saludables?
La cantidad normal de sueño varía según la edad del niño:
* De 1 a 2 años, el niño duerme unas 10 – 12 horas por la noche y unas 3 horas por el día.
* De 3 a 6 años, el niño duerme unas 10 horas de noche y suele suprimir el sueño diurno o la siesta.
Unos consejos para adquirir buenos hábitos de sueño:
* Los niños deben tener un horario establecido para las siestas y para ir a dormir por las noches.
* Se recomienda empezar con un tiempo de relajación: escuchar música suave o leer un libro, 20 ó 30 minutos antes de acostar al niño. (Hay que tener en cuenta que la televisión no debe formar parte de este período de relajación).
* Después del tiempo de relajación, es bueno seguir una rutina para acostar al niño, es decir, cambiarle los pañales, ir al baño, cepillarse los dientes, ponerse el pijama, rezar, etc.
* Es aconsejable establecer un límite para el tiempo de relajación y la rutina, de modo que no se extiendan demasiado y que su hijo sepa qué esperar antes de acostarse.
*Diga buenas noches, apague la luz y salga de la habitación.
*Los objetos que brindan seguridad como por ejemplo, una manta especial o un muñeco de peluche, pueden ser parte de la rutina para ir a dormir.
*Es importante acostar a los niños cuando todavía están despiertos para que aprendan a dormirse solos. Hacer que el niño haga asociaciones positivas hacia el sueño.
* La presencia de los padres no tiene que ser necesaria para que el niño se duerma. Un niño que se duerme solo, podrá dormirse solo con más facilidad si se despierta por la noche.
Cómo reconducir los malos hábitos de sueño adquiridos.
Los niños pueden fácilmente adquirir hábitos a la hora de acostarse que no siempre son saludables. Éstas son algunas sugerencias que podrían resultar útiles cuando un niño se niega a ir a la cama o tiene problemas para permanecer en ella:
* Si el niño llora, hay que hablarle con calma y tranquilizarlo: “estás bien, es hora de ir a dormir”. Luego salimos de la habitación.
* No hay que darle un biberón ni cogerlo en brazos.
* Si el niño continúa llorando, hay que alargar el tiempo entre las visitas a la habitación y no hacer nada excepto hablar con calma y dejar la habitación.
* Si mantenemos esta rutina, el niño se calmará y se dormirá. Hay que tener en cuenta que es posible que puedan transcurrir varias noches hasta que se acostumbre al nuevo plan.
* A veces los niños rompen su rutina de sueño nocturno debido a una enfermedad o un viaje, pero la retoman con rapidez una vez que las cosas vuelven a la normalidad.
* No hay que contribuir a que el niño no pueda dormirse cuando se despierta en mitad de la noche. La presencia en la habitación del niño cada vez que este se despierta, intensifica la necesidad de la presencia del adulto a la hora de volver a dormir. Claro que hay ocasiones en la que la presencia de los padres es necesaria y no debe negarse (cuando esta enfermo, algún malestar,…). Es importante que el niño reciba un mensaje claro y consciente de que la expectativa es que el niño se duerma solo.

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