Juan era un niño muy alegre todo el día estaba jugando y animando a sus
compañeros pero todos, todos los días tenia su momento de tristeza. Sus amigos no lo entendían, lavarse los dientes era muy divertido y saludable, pero Juan se ponía muy nervioso cuando tenía que hacerlo. No le gustaba la sensación que provocaba en sus dientes los pelitos del cepillo-como decía Juan-.
Su madre estaba muy preocupada porque no sabia que hacer.
Una tarde la mama de Juan, después de la merienda, le propuso ir al hipermercado a comprar la comida para celebrar la fiesta de bienvenida de un vecino nuevo. Juan aunque estaba jugando en su habitación, acepto acompañar y así poder ayudar a su madre con la compra. Una vez en el hipermercado sacaron la lista de la compra y empezaron por la carnicería, después la frutería, panadería…como había mucho que comprar la mama de Juan le pidió que fuera a coger papel higiénico y la crema que utiliza su hermanita Laura. Juan busco por todos los pasillos del hipermercado lo que su mama le había dicho. Pero cual fue su sorpresa que cuando paso por uno de los pasillos escucho que alguien le llamaba:
-¡Chis, chis!- Juan se giro y busco a a la persona que lo llamaba, pero nada de nada no habia nadie.
- ¡Chis, chis!- Volvió a escuchar.
- Pero, ¿Quién me llama?- Se pregunto Juan.
- ¡ Ehh! ¡Soy yo! ¡Estoy aquí!.
Juan se quedo con la boca abierta! No pude ser!Pero¿me esta hablando un cepillo de dientes?
-¡Hola! ¡Soy yo!
-¡Hola! – contesto Juan tímidamente.
- ¿Cómo te llamas?
- ¿Yo?Ju…Juan- contesto nervioso.
- ¡Hola Juan! Yo me llamo Cepident.
- Pero…?por que me hablas si eres un cepillo de dientes?
- Si, pero soy mágico.
- ¿ Mágico?¿por que?.
- Si me llevas contigo lo descubrirás.
- Pero es que a mi no me gustan mucho los cepillos de dientes, y menos utilizarlos.
- Pero,!que dices!, si somos muy cariñosos y además cuidamos de nuestros amigos los dientes.
- Si…pero me dais miedo.
- ¡Bueno! Si me llevas contigo te demostrare como puedo ayudarte y veras como nos convertimos en grandes amigos.
Juan cogió a Cepident, cuando vio a su madre esta se puso muy contenta al ver que su hijo por fin se decidía a comprarse un cepillo de dientes.
Al llegar a casa lo primero que hizo Juan fue estrenar a su nuevo amigo.
Cepident le dijo que confiera en el y al empezar a cepillarse los dientes comprobó la agradable sensación que su amigo le causaba, Juan empezó a reírse mientras se cepillaba y Cepident seguía y seguía jugueteando con los dientes de su amigo Juan.
Al día siguiente al ir al colegio uno de sus nuevos compañeros le confeso que no le gustaba nada, nada lavarse los dientes y el con una gran sonrisa le pregunto:
– ¿Me acompañas al hipermercado?.
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